Definitivamente
madrugadas irrepetibles, únicas, me hubiera gustado que duraran para siempre,
que no amaneciera nunca y que el tiempo simplemente se hubiera detenido. Lo recuerdo de una bella forma, pero la
melancolía me arranca más que una sonrisa; un par de lágrimas que bañan mis
mejillas. Y ¿sabes qué? No fue así, no están aquellas madrugadas, ya no estás tú,
ya me fui yo, me aleje tanto como pude y ni el tiempo ni distancia ayudan a tu
olvido. Pero ya no es, nada dura para siempre, y esto no es igual, no volverá…….
Adiós….
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura , como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos a las escondidas? La Intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad , sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Cómo es eso? Es un juego, explicó la Locura , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará entonces mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo bailó secundado de la Euforia , la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda , e incluso a la Apatía , a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el
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