El ocupado se despreocupa por qué no está esperando a que las cosas sucedan, él las realiza. Es impresionante como la forma de pensar sobre un acontecimiento dado cambia rotundamente el resultado de las acciones realizadas. Seguramente les ha pasado miles de situaciones donde al parecer “la suerte” no está de su lado; perder dinero, un documento importante, no guardar un archivo en la compu, tropezarse y hasta reprobar materias o ser despedido de un trabajo. Dejen de echarle la culpa a la suerte, la ley de Murphy, la divinidad, el diablo, o cualquier ley, ser o mandato sobrenatural; todo, lamento decirles, es culpa de todos y cada uno de nosotros, o de nuestro cerebro, más específicamente nuestro cerebro emocional o del pensamiento negativo como deseen decirle. El más claro ejemplo de esto es cuando un niño anda corriendo por ahí y la mamá no duda en decirle que se va a caer, se va a raspar, va a llorar y ella lo va a regañar con un maravilloso –te lo dije-, no es que las
Eros y Tánatos son los dos grandes opuestos de la existencia y conviven constantemente. Ella no se enamora solo quiere que el ser descanse lentamente, el solo busca el placer de cualquier modo, aunque le signifique perecer. Por tanto el amor se complace matando, porque morir de amor es la muerte más “bella” y la muerte enamora a los locos que aman.