Definitivamente estoy en contra del amor... De ese amor que ata, que aprisiona y apodera, aquel que nos han enseñado toda la vida y todas las instituciones sociales; pues es tu familia, el estado, la iglesia, la cultura y el tiempo el que te ha dicho cómo debes amar y si no amas así, cuál se te ha dicho, no es amor. Qué sin papel no hay compromiso, sin anillos no hay unión, sin lazos eclesiásticos no hay bendiciones simple y sencillamente sin etiquetas las relaciones no prosperan. Esos convencionalismos sociales son los que hacen del amor una farsa e imposible de alcanzar... y ¿sabes cuál es el mayor problema? Que todos estamos dentro de ese túnel, y no miramos a los lados y nos quedamos con lo que nos dicen y le decimos qué sí a todo lo que nos han enseñado y seguimos ejemplos y repetimos patrones de conducta y buscamos a nuestros iguales y encontramos reflejos y nuestras extrañezas nos unen y encontramos los amores que amamos que son los amores que siempre hemos amado... Entonces es
Eros y Tánatos son los dos grandes opuestos de la existencia y conviven constantemente. Ella no se enamora solo quiere que el ser descanse lentamente, el solo busca el placer de cualquier modo, aunque le signifique perecer. Por tanto el amor se complace matando, porque morir de amor es la muerte más “bella” y la muerte enamora a los locos que aman.