INSOMNIO Y AQUELARRE
Angelo Mikael
2 am y sigo aquí contándome historias sobre ti, creando
leyendas de nuestro pasado juntos, perpetuándolas hoy, para que mañana no se
acaben. Imaginando que evocándote vendrás cual conjuro de amor: “Luz de luna,
lágrima de melancolía, un beso guardado, la mención de los nombre amados, un
pasto usado como arma y el cariño de un aniversario, todo puesto. Prendo el
fuego de tu recuerdo con leña verde de esperanza y el caldero mental empieza a
calentarse; la danza y gritos que te evocan y todo el aquelarre necesario para
que aparezcas.
3 am aún no pareces, es la hora habitual para tu llamado y
aparición; ahí estas, siempre hermosa, tus ojos brillan como el sol y tu
sonrisa larga y blanca como la nieve. La luna fulgurante sobre tu piel, -parece de plata tu cuerpo- ¿¡estas desnuda o
tu ropa se camufla con la luz que ya refleja la luna?!
Puedo morir ahora mismo de la felicidad que me ocasiona
verte, acercarme a ti y tal vez besarte… pero quiero tocarte, y tú, eres etérea,
inmaterial…
-¿Qué pasa? Me veo a mí mismo, ahí, acostado, sobre mi cama
-¿Es esto un sueño?
Ni insomnio ni aquelarre, una vez más eres sólo el producto
de mi mente enferma de pasado, de recuerdos, de nostalgia e ilusión, de mi alma
que suele buscarte cuando su prisión corpórea se duerme.
Alucinación de mi corazón
que late mencionando tu nombre. Delirio constante que me gusta tener, y así,
disfrutar tu presencia: cierta para mi mente, certera para mi ser y sus
sentidos y real para mi locura. Mantiene y sostiene la vida y su angustia.
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