Hay un secreto a voces entre tú y yo que quiero confesarte hace más de un par de encuentros, debo decirte que desde el momento que te veo quiero exponerme ante ti, pero un segundo después; solo quiero escucharte, mirarte, reírnos, hablar, conocer mas de ti, saber más de ti y entonces regreso al silencio y me encanta el tiempo a tu lado. Pero también es cierto que cuando de ti me voy, me siento como en un limbo, un vacío me queda y un poco de inconformidad por no haberte revelado lo que tú ya sabes, pues es evidente en mi... y entonces mi deseo de volverte a ver se hace inmediato y no sé si al final es justo eso lo que me hace callar y se vuelve un bucle paradójico que quiero y a la vez no quiero terminar...
... y es que escucharte me embelesa, me deleitan vuestros discursos, ya es de por sí muy placentero estar contigo y en cuanto dialogamos me regocijo al saber que nos entendemos, que podemos profundizar en todas nuestras letras y que podemos reír de cualquier banalidad disponible en este mundo lleno de ellas... y es tan estimulantemente que me incitas, me provocas la piel y se eriza buscándote aún sin que la toques; me provocas las manos que se llenan de caricias dispuestas para ti, todas ellas te buscan y mis dedos se entrelazan tratando de sosegar las ansias de tu cuerpo; y me provocas los labios que mientras te hablan quisieran probar cada una de las letras que tus labios besan y beber cada risa que tú sonrisa irradia y besar cada uno de tus labios acallando todas mis dudas y exacerbando cualesquiera de mis deseos... y entonces quiero seguir hablándote, escuchándote, hasta llegar a la cima de tu provocación y de mi...
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