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Sábado en Eros

No sabes todo el cúmulo de emociones que ocasionas a mi ser con la simpleza de un saludo, provocas un tumulto de tortuosos delirios en mi mundo, en ellos revolotean mis pensamientos sobre de ti, sobre de mi, sobre nosotros, sobre lo que quiero decirte, sobre deseos, aspiraciones, gustos y necesidades... además de grandes cantidades de recuerdos y compulsión a repetirlos para obtener nuevamente el goce de estar contigo... ansias de verte, de tocarte, de estrecharte, de... más y más y distintas formas de arte que puedan suceder y ocurrírseme, aunque en ocasiones solo se me han quedado en eso; ocurrencias  que invaden mi mente y se atoran en la garganta, entre los dientes, la lengua se traba y los labios palidecen ante los presentes, los pasados y los posibles futuros; todos esos pensamientos, aquellas sensaciones y estos sentimientos atestan mi cuerpo, mi alma, mi mente y corazón y yo quedo indefenso ante ellos y sobre todo ante ti y no digo nada otra vez y solo escribo, y diluyo un poco de locura en letras y disuelvo un poco de ansiedad en versos y disgregó un poco de angustia al enviártelos y después me lleno de todo otra vez pues todo aún está aquí conmigo cuando ya debería estar allá contigo; todo en mi se colma nuevamente de ausencia, y sé que es toda mi responsabilidad y por eso acudo al insomnio, a la duda y siento indiferencia e imagino que te alejas, que te pierdes, cuando aún ni siquiera te he encontrado... y todo esto, no es nada aún, del todo que en mi ocasionas, lo que en mi despierta; me gusta, me emociona y también me alerta, pues lo pensaba lapidado, empalado en algún lúgubre campo de batalla por mi abandonado... ya no quiero seguir, pues nunca terminaría y diría más de lo permitido, de lo necesario o de lo qué tal vez tú quieras escuchar...

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