Aquí estoy contigo, a tu lado, juntos, en nuestra bella amistad, en esta relación sin nombre ni acción solo sucede en momentos y lugares adecuados, me haces feliz, río, contigo siento que nada me falta, pero que no somos lo que nos decimos, solo buscamos lo que queremos oír, sentimos lo que necesitamos percibir.... No te creo lo que me dices, lo que haces, me quieres engañar, ya déjame, vete, háblame pero ya no de esto, seamos otra cosa no esto, no te vayas, pero no me quieras, no te creo que me quieras, nada es real....
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura , como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos a las escondidas? La Intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad , sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Cómo es eso? Es un juego, explicó la Locura , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará entonces mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo bailó secundado de la Euforia , la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda , e incluso a la Apatía , a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el
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