No hay un momento del día que logre evitar la reminiscencia de tu ser, aunque no quiera te recuerdo y si trato de evitarte más acude mi pensamiento a ti. El transcurso del día pasa contigo recorriéndome en cada pensamiento, entonces, la noche y el sueño me abrazan y en uno de esos brazos pareces estar tú, tal vez solo te imagino, pero me gusta hacerlo; y aún dormido eres dueña de cada parte de la vida onírica que en mi mente habita, por eso al despertar eres la imagen primaria, el pensamiento inevitable y la sensación desconocida pero presente aunque no estás.
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura , como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos a las escondidas? La Intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad , sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Cómo es eso? Es un juego, explicó la Locura , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará entonces mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo bailó secundado de la Euforia , la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda , e incluso a la Apatía , a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el
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