Aquí me tienes, en el momento que quieras puedes tomarme, pues ya estoy aquí desde hace tiempo. Dueña tú de mis noches, no hay una que no habites, entre sueños apareces y con añoranzas de ti amanezco, pues de madrugada me habitas... Una vez más te dedico mi insomnio y mis letras te regalo, todas impregnadas de mi esencia... creo que he comenzado a idealizarte, los amorosos le llaman enamoramiento, a mi me gusta decir que simpatizo contigo, que me encanta estar contigo, que disfruto tu risa, que me encantan nuestras charlas y que aún me falta mucho por saber de ti... pero ya no puedo evitar el goce que me provocas
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura , como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos a las escondidas? La Intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad , sin poder contenerse, preguntó: ¿A las escondidas? ¿Cómo es eso? Es un juego, explicó la Locura , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará entonces mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo bailó secundado de la Euforia , la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda , e incluso a la Apatía , a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el
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