... Escuchar el teléfono sonar y ver el número que te anunciaba… Escuchar esa voz, ese tono de voz tan especifico, que no sé si es tuyo o me lo he atribuido yo… dices mi nombre y todo en mi cimbra, me quedo callado por un par de segundos… de emoción, de temor, de alegría, de dolor, de amor. Insistes en mencionar mi nombre, y menciono el tuyo con tono de asombro y duda. Y… sí, eres tú, y el mundo a mí alrededor se desvanece, únicamente estoy yo y tu voz. Me gustaría llorar y reír al mismo tiempo, mientras te pido que vuelvas, que ya no te vayas, que te extraño y que te amo aún más, pero mis labios parecen fracturarse y solo dicen: -¡Hola!- . Hablamos tan normal y tan fluido como si lo hiciéramos a diario, no hay pausas, no hay silencios, las palabras no se detienen, ambos estamos tan ansiosos por el otro, que la plática se extiende sin dificultad. Ahora sabemos nuevamente del otro, de como esta, de lo que ha hecho y de lo que nos necesitamos. Y me dices que me extrañas, que nece
Eros y Tánatos son los dos grandes opuestos de la existencia y conviven constantemente. Ella no se enamora solo quiere que el ser descanse lentamente, el solo busca el placer de cualquier modo, aunque le signifique perecer. Por tanto el amor se complace matando, porque morir de amor es la muerte más “bella” y la muerte enamora a los locos que aman.