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DIALOGOS DE UN AMOR PERTURBADO


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Escuchar el teléfono sonar y ver el número que te anunciaba… Escuchar esa voz, ese tono de voz tan especifico, que no sé si es tuyo o me lo he atribuido yo… dices mi nombre y todo en mi cimbra, me quedo callado por un par de segundos… de emoción, de temor, de alegría, de dolor, de amor. Insistes en mencionar mi nombre, y menciono el tuyo con tono de asombro y duda. Y… sí, eres tú, y el mundo a mí alrededor se desvanece, únicamente estoy yo y tu voz. Me gustaría llorar y reír al mismo tiempo, mientras te pido que vuelvas, que ya no te vayas, que te extraño y  que te amo aún más, pero mis labios parecen fracturarse y solo dicen: -¡Hola!- . Hablamos tan normal y tan fluido como si lo hiciéramos a diario, no hay pausas, no hay silencios, las palabras no se detienen, ambos estamos tan ansiosos por el otro, que la plática se extiende sin dificultad. Ahora sabemos nuevamente del otro, de como esta, de lo que ha hecho y de lo que nos necesitamos. Y me dices que me extrañas, que necesitas estos diálogos, que no puedes dejar de saber de mí, que por favor no lo prohíba, que permita tus llamadas y yo también te busque. Te explico una vez más, que yo no vivo sin ti, que lo único que deseo es saberte, escucharte, verte, tocarte… pero… y siempre hay un pero entre tú y yo; tu estas con alguien más – ¡pero es muy difícil!- de manera exasperada cortas mi discurso y solo te replico – yo lo único que quiero es que seas feliz, que estés bien, que disfrutes  y sonrías-, nada es más importante para mí que tu felicidad, eso me hace feliz. Me agradeces y me pides que hablemos ocasionalmente.  Lo acepto, y una vez más nos despedimos, nos deseamos bienestar, aunque en el fondo sabemos que ninguno está bien sin el otro, que jamás volvimos a estar bien desde que nos distanciamos, que nunca lograremos la estabilidad que abandonamos el día que decidimos separarnos. Sabemos también que nos amamos y no sabemos porque no logramos juntarnos. También sabemos que somos tan absurdos que actuamos y decidimos tanta estupidez que ya parece sensato lo que hacemos.

Nada importa, hoy soy feliz, me queda el consuelo de los tontos, eso que soy sin ti, sé que me amas y que lo harás por siempre, que me estas perdonando por lo que hice y te perdonas por lo que te corresponde y nos perdonamos por no estar juntos. Y de nuevo confirmo que te amo y entiendo un poco mejor tu amor hacia mí… y ya no espero tu llamada, sé que llegara.


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